viernes, noviembre 04, 2016

El mundo de ayer, el mundo de hoy. Same s#it

El grado de consciencia que tenemos en la primaria, o incluso secundaria que estamos más grandesitos, cuando "aprendemos" de la historia del ser humano en el mundo es bajísimo. Además, el conocimiento que nos comparten, es más que nada un esbozo de la grande y compleja historia universal. Es por ésto que, con tan poca información y con tanto pasado a nuestras espaldas, a veces nos es difícil entender al mundo actual. Y más adelante, como yo a mis casi 30 (wow, me encanta que fuerte suena) con un poco de curiosidad y animándote a querer entender y desenredar el hilo negro de diferentes culturas, termina uno jalando el carrete completo, que carga información con respecto a orígenes tal vez muy distantes a los que nos esperábamos.

Al final de cuentas, todos venimos del mismo lugar. Con el paso del tiempo (que es MUCHO tiempo), se han mezclado razas, desde el inicio de nuestra era! Y en diversos espacios de tiempo nos hemos asentado en diferentes lugares geográficos y nos hemos expandido formando diferentes culturas, en donde hemos creado, adoptado y arraigado costumbres, comportamientos, creencias y tradiciones. Estamos seguros de ser mexicanos, españoles, turcos o kiwis, pero olvidamos que todos salimos del mismo cascarón (years and years ago).

No quiero ahondar en el tema por que disto de ser historiadora, no paso de ser una crítica todóloga con espíritu de experta (jajaja! me paso, verdad?) y para nada cuento con datos para sustentar mi teoría, esto es una mera reflexión. Sin embargo, disfruto cada día más leer historias del pasado y, con cada página que paso, he ido cobrando esa consciencia que jamás tuve de pequeña (por falta de información (mucha, y la que me falta, mucha también), pero sobretodo por falta de interés (vamos, a que niño le importa)), y ahora creo que entiendo un poco más el mundo de hoy.

Pues la cosa es que, desde nuestros orígenes ha existido esa curiosidad innata en el hombre por conocer más allá de donde pisan sus pies. Sin embargo, al encontrarse con civilizaciones en el camino, la curiosidad siempre se ha acabado y sale a flor ese territorialismo, esa necesidad de expansión y esa obsesión por dominar al otro (ah! que ganas, pues!). Vámonos atrás en la historia y es el comportamiento general. Incluso lo hacemos nosotros en menor escala, o no? Que nos cerramos, no a adoptar,  a escuchar siquiera! la manera de pensar de otros por que nos aferramos a que sólo la nuestra es la correcta. Imaginense poblaciones enteras, ejércitos enteros. No pues, con razón estamos como estamos!

No es de extrañarse que ahora existan tantas instituciones no gubernamentales y a nivel mundial, encargadas de mantener la paz y defender los derechos humanos, que procuran nuestra libertad de expresión y de credo (aaah... la religión...).

Las guerras que presenciamos hoy no son cosa nueva! No viene al caso decir "en que mundo tan feo vivimos hoy", por que si acaso, vivimos mucho mejor que hace siglos, que hace un milenio! Si no estamos tan tontos, los humanos, hemos evolucionado (cual tortugas, pero ahí la llevamos) Y éstas son guerras que empezaron hace tanto tiempo, que me extraña que aún no se hayan aburrido (como cuando te peleas con el galán y luego ya ni te acuerdas y ya ahí la dejas, jajaja!).

En mi publicación pasada me quejaba de la globalización, y no es que retire lo dicho por que me sigue cayendo mal, pero hoy reflexiono y me doy cuenta que es otra necesidad ancestral (las rutas de seda, el comercio entre Asia y Europa son buen ejemplo), sólo que ahora lo vivimos a gran escala, y como dije entonces, somos muchos y ya estamos apretados.

Pues que? Ya... esto es algo más que traía en la cabeza... no se ni a que punto quería llegar... oh my god, estoy loca.

Nos estamos leyendo!